UN MANDATARIO COLONIAL
UN DICTADOR AHORA
NOTA PREVIA
14-09-06
En estos momentos en que la situación cubana precisa un riguroso tacto político,
desde todos los órdenes (y desde todas las posibilidades) para un previsible cambio
“aperturista” en la Mayor de las Antillas aún bajo férrea dictadura, traemos a colación y
republicamos el artículo crítico alusivo a otro en que fue autor el cubano afincado en
Madrid (entrañable ex colaborador en La Nueva Cuba. com), el columnista Miguel
García Puñales, hombre apasionado dónde los haya y anti castrista consumado hasta la
Médula (pero en cuyo régimen colaboró por muchos años).
Miguel Leal
UN GOBERNADOR ESPECIAL EN CUBA
Los gobernadores, virreyes, o cualquier personaje revestido de
autoridad y poder ejecutivo, incluso sobre vidas y haciendas, fueron
muy mal vistos y peor aceptados en las colonias hispanas de América.
Aquellos otros que pertenecieron al pasado régimen español
(franquista), puesto que Antiguo Régimen implica otro concepto distinto
en metodología histórica, constituían una casta de funcionarios que
fueron llamados "Poncios" en estas provincias atlánticas de Canarias, y
no son nunca comparables a los Delegados o Subdelegados del Gobierno
imperantes en la actualidad.
En otras épocas de aquel auténtico Antiguo Régimen se llegaba a comprar
el cargo en "pública subasta" por sus previsibles potencialidades para
prebendas, ganar dinero y enriquecerse, especialmente en las colonias
americanas de posesión española. Pero también es cierto que existieron
funcionarios honrados y efectivos, aunque algunos de ellos tuvieran
algún defecto personal no achacable al cargo.
En consecuencia, la extensa historia de América, en particular la de La
Gran Antilla, añorada "perla del Caribe" para España, nos proporciona
variado tipo de anécdotas consecuencia de acontecimientos, muchas veces
en torno a personajes hispanos revestidos de la más excelsa y poco
frecuente simpatía en sus comportamientos; y nos referimos, en este
caso, al Gobernador de Santiago de Cuba, Don Gil de Correoso, allá por
los años finales del siglo XVII.
Fue Don Gil un prototipo más de aquellos funcionarios que la Monarquía
hispana utilizaba en la nominada "Empresa Española en América" que fue
enviado a Indias, posiblemente con el cargo comprado, como ingeniero
militar para la construcción de fortificaciones en la lucha contra los
piratas ingleses, y otros, que desde Jamaica, arrebatada a España por
los mismos súbditos de la "Pérfida Albión",los mismos que nos
arrebataron Gibraltar sin posibilidades de retorno, efectuaban
frecuentes correrías por las costas de Santiago de Cuba en el oriente
de la Isla.
Por arte del "bilibirloque", o sea a dedo, se vio nombrado Gobernador
de esta región, en parte, debido a su carácter campechano. Parece que
gobernó bien, pero con manga ancha, y, por ello, disfrutaba de
popularidad y simpatía. Su trato era jovial y dado a las "rumbas" y,
consecuentemente, tenía gran atractivo entre las gentes llamadas del
bronce o "mulaterío" con los que disfrutaba "murgas de amanecida" en
medio de abundante y buen ron antillano.
Varias denuncias llegaron a la Audiencia de Santo Domingo contra
el "pandillero" Gobernador; pero ya por que las cosas de Correoso
hicieran reír, ya por que no iban en desprestigio de la Monarquía ni de
la Iglesia, hicieron caso omiso a la vista de la brillante hoja de
méritos y no era cosa de mandar oidores por sus bromas o por la
conducta licenciosa que observaba. Pero al fín, "tanto va el cántaro a
la fuente que ya se sabe", y es que el Gobernador de Santiago hizo una
tan sonada que la Audiencia no le quedó otro remedio que tomar cartas
en el asunto, y lo "empapelaron" (empaquetaron como se dice ahora).
Y no se crea que Don Gil fue procesado por "desvíos" en los impuestos o
por otros gatuperios que se llamaban "chocolates" en la época, sino que
fue encausado por ¡guasón! y por ser el hombre más bromista de Cuba.
Resulta que había fiestas en la Ciudad al parecer por las bodas del rey
Carlos II, el último de los Hansburgos, en Madrid, y como requería la
situación era necesario organizar una representación teatral en su
honor. Y así se dispuso en una barraca de madera improvisada al efecto
ante un público numeroso con la asistencia obligada del gobernador y
funcionarios.
Sin embargo, Don Gil, hombre culto, en cuanto comenzó la representación
se mostró inquieto, al igual que el público asistente, por la mala
calidad de la obra que era como para "meter en la cárcel a aquellos
artistas dignos de garrote vil". Y en dicho momento fue afectado por su
espíritu bromista, llamando a un oficial de confianza que estaba
próximo al que dio una orden en voz baja. El oficial salió rápidamente
mientras la "tragedia continuaba en escena" ante el aburrimiento
general. De pronto resonó el estampido de un cañonazo al que le
siguieron otros al tiempo que repicaban las campanas de la Catedral,
mientras unos lanceros hispanos gritaban: "los piratas, los piratas, a
las armas". Los asistentes, negros, blancos, mulatos e indios,
salieron "disparados" desde el interior de la barraca que quedó
convertida en astillas como consecuencia de la estampida, mientras el
Gobernador estuvo a punto de sufrir un ataque "apoplético" por la risa
que le invadió, con ésta su última "obra", broma que le costó cara.
A los cuarenta días se personó en Santiago el juez Pizarroso
para "residenciarlo" y don Gil salió destinado a Baracoa, con objeto,
dice un cronista de esta ciudad, "para hacerle la vida más angustiosa,
puesto que, amigo de los placeres y de fiestas mundanas, no era Baracoa
el lugar más indicado para proporcionarlas". Más tarde fue llamado y
reivindicado, que ya es raro en la Administración Española en casos
como éste y en una época como aquélla, que por menos de nada caías.
No obstante, cualquier parecido con la política administrativa llevada
a cabo por Fidel Castro y su controlada plana mayor (con nomeclatura feudal)
en los últimos 50 años, o con determinadas actuaciones (en Canarias), oficiales,
oficiosas o conductuales en lo personal con algunos de aquellos Poncios
y otros, incluido algún Delegado Insular del Gobierno en islas menores,
es consecuencia de la mera coincidencia con el comentario histórico
precedente.
*Dedicado al entrañable crítico de la política cubana, exiliado
en Madrid, Miguel García Puñales.
PUBLICADO
La Nueva Cuba
Julio 13, 2004
DEBATE
YA LO DIJO TIN TAN A SU "CARNAL' MARCELO: ¡NO ME DEFIENDAS COMPADRE!
"...dejemos claro algunos puntos, primero, no nos van a imponer la
dirección del proceso de transición, ¡No lo permitiremos!... Segundo,
el proceso se efectuará con los cubanos de dentro y... de fuera,
incluidos por supuesto los de Miami, que a mucha honra han sido y son
la reserva moral de eso que una vez fue un pueblo altivo y tercero..."
Por Miguel A. García Puñales*
Exiliado cubano y Director de CENINFEC,
integrada en la Plataforma Cuba Democracia ¡Ya!”
ceninfec@hotmail.com
Madrid
España
Columnista
La Nueva Cuba
Julio 13, 2004
RESTO DEL ARTÍCULO DE ÉL MISMO:
El mensaje en pantomima del cómico mexicano “Tin Tan” a su “carnal”
Marcelo, siempre resultó muy simple... “- Nos vemos a las cinco en la
esquina de la lechería”... sobre todo después que el cómico se tomaba
el trabajo de explicarlo en la película a su compañero... y al público.
A finales de los años setenta, un grupo de pedagogos cubanos intentaron
validar un test de agilidad mental para estudiantes de Bachillerato y
retomaron dentro de otros el fragmento de la película de marras. Entre
otras razones porque ya para esa época pocos eran los estudiantes que
habrían visto el filme y por tanto se evitaba el elemento aprendizaje.
Increíblemente casi nadie llegaba a descifrar en su totalidad la frase
del mimo; indecisos entre clasificar la prueba como de mayor
complejidad o desecharla por su incierto diseño pedagógico, se optó por
lo segundo.
Tampoco servían los clásicos test disponibles, pues en muchos casos
estaban diseñados para personas de origen europeo o anglosajón. Años
después pude comprobar en el Sistema Nacional de Salud, que existía un
problema similar al tratar de evaluar el crecimiento y desarrollo de la
población cubana a partir de tablas de crecimiento y reglas --
“infantómetros”-- de origen norteamericano o soviético.
En cada caso los profesionales encargados de dar solución al problema
siguieron el curso que sugería su propia formación y experiencia, es
decir; crearon los instrumentos idóneos para aplicar a una situación
desconocida, con las técnicas validadas por la práctica científica o
social.
Por supuesto que contaban con los dos elementos necesarios para ello,
una suficiente base teórica del asunto y una vinculación práctica al
tema, que iba acompañada de las destrezas correspondientes.
Sin embargo, en lo referente a la politología y la historiografía
aplicadas a la realidad cubana tal pareciera que habitase la moda
del “chapoteo” y se cuentan por miles los artículos de opinión que de
una forma u otra abordan el universo cubano. Lo cual está en sintonía
con la liberrísima autonomía de expresión de cada cual -–los que
estamos fuera de Cuba, claro está-- y no tendría ningún inconveniente
si el uso de esa libertad de expresión no fuera parte --a veces-- de un
mecanismo para crear estados de opinión que nada o casi nada tienen que
ver con la realidad de nuestro país.
Tal es el caso del artículo de opinión “Cuba Ahora y la Figura de
Castro: Otra visión.” de Miguel Leal Cruz.
Que conste que no tengo ninguna motivación de tipo personal contra el
vecino de columna en La Nueva Cuba, pero creo que constantemente nos
estamos jugando el futuro de la patria -–léase el futuro de mis hijos y
nietos; también los del lector si es cubano-- para dejar pasar análisis
que apoyan una tendencia evidente de los tiempos que corren “LOS
INTENTOS DE MANIPULACIÓN DE LA PROBABLE TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA EN
CUBA”.
No me voy a descolgar ahora explicando lo que pienso -–estoy convencido-
- que llevan tiempo haciendo numerosas agrupaciones políticas del orbe -
–España incluida-- para llevar la transición a su redil, valga decir,
apostar por determinada figura opositora, pero lo del artículo de
marras es rizar el rizo.
El siguiente fragmento del artículo del tocayo de nombre y formación es
como para no perder punto ni coma;
“...Este nuevo líder (se refiere nada más y nada menos que a Menoyo)
consensuado por amplias mayorías del interior en pro de una transición
pacífica menos arriesgada que la que se gesta en Miami, pero con la que
convergerá, seguramente, constituye una firme esperanza para la mayoría
de cubanos, que al igual que lo que ocurriera en la España de Franco,
desea un cambio de todo tipo de estructuras apremiantes, ahora más que
nunca para la isla, por el reiterado bloqueo norteamericano que el
presidente Bush ha impuesto estos pasados días...”.
Estimado colega --y sin sentido de ofensa-- como se dice en el Oriente
cubano: "¡Hay que ser vaina!" para referir que Menoyo está consensuado
por amplias mayorías ni dentro ni fuera de Cuba, salvo que se refiera
usted a los miembros de “Cambio Cubano” es decir, Menoyo, su familia y
dos o tres acólitos más.
Claro que no me refiero a las fuentes de apoyo, ¿financiación?,
de “Cambio Cubano”, ya se sabe que la Fundación Olof Palme y
otras “entidades” son bien grandes y ramificadas. Claro por ese camino
y por carácter transitivo los líderes de cualquier movimiento de base
católica podían alegar que llevan tras sí los millones de católicos que
en el mundo son, los masones otro tanto y así hasta el infinito, ab
libitum.
¿De dónde sacó usted que Menoyo es principal valedor de nada?, Salvo
que es evidentemente la marioneta que está utilizando el gobierno
cubano desde la década de los noventa para reventar y dividir el
movimiento opositor, primero dentro de la comunidad cubana de Miami y
ahora desde dentro del país, donde salvo el apoyo de tres o cuatro
agrupaciones socialistas, tan numerosas como la de Menoyo, el único
apoyo del que en realidad puede hacer gala es de la que le brinda la
dictadura.
¿O es que alguien cree posible que un opositor real, llegue a Cuba ¡por
sus gónadas!?;,decida quedarse en territorio nacional y no pase nada,
¿Cree usted que en realidad ese pulso es posible?.
Le voy a dar un norte para su orientación; con relación al tema cubano,
no es suficiente ser un analista externo, ni siquiera pegado a Internet
las 24 horas del día o haber visitado el país por espacios de tiempo
más o menos prolongados, ni siquiera siendo canario, que es dentro de
todo el espectro español lo que más se parece a un cubano. Se necesita
haber residido en la Isla durante un tiempo prolongado y de ser posible
haber participado en la oposición activa, dentro de los diferentes
grupos disidentes y opositores, en diferentes etapas, para tener una
idea aproximada de cómo se mueven los hilos de la política real en el
país.
Confío en que la redacción de La Nueva Cuba me permita la extensión que
haré de este artículo, pero creo imprescindible exponer la experiencia
práctica que sustenta los elementos teóricos.
Le explico; es cierto que en Cuba, la gran mayoría de la población
quiere un cambio, ¡lo quiere ya! Y quisiera que se produjera al margen
de Castro o su nomenklatura. También es cierto que la gran mayoría
¡quisiera el cambio ya hecho!, O lo que es lo mismo, que sean otros los
que se jueguen el pellejo o la libertad. En eso no difiere de muchos
procesos históricos que parten de largos períodos de dictadura o
regímenes totalitarios, su formación como historiador creo que le
permite comprenderlo. Ahora bien, los movimientos opositores dentro del
país, en el momento de mayor auge de la membresía 0–con anterioridad a
la última ola represiva del año pasado-- rondaban según datos
probablemente exagerados, los 20,000 activistas, considerando como tal
no sólo los activistas políticos sino, fundamentalmente, los que fueron
integrando las diferentes instituciones de la renacida Sociedad Civil.
Por poner sólo un ejemplo, el movimiento más publicitado en los últimos
dos años, el Movimiento Cristiano Liberación, ni de lejos puede
presentar como miembros del Movimiento a las personas que aportaron los
miles de firmas presentadas en las dos entregas al Parlamento cubano.
En primer lugar porque las firmas ni siquiera las aportaban las
personas a un proyecto concreto previa lectura; mucho menos al
liderazgo de Payá, conocido físicamente por sus vecinos, familiares y
sólo una pequeña parte de la oposición interna, incluidos los miembros
reales de su Movimiento – no se prodiga mucho, se lo dice un cubano que
en una oportunidad le sirvió de escolta en uno de sus desplazamientos
por La Habana--; las firmas las aportaban los ciudadanos al compromiso
personal y capacidad de convencimiento del activista que los visitaba.
De eso le puedo dar una conferencia si lo desea, pues fui propagandista
recogiendo firmas y no puede usted ni imaginarse el despliegue de
oratoria y capacidad de convencimiento necesarios para lograr la
rúbrica de un cubano con varios decenios de miedo sobre sus hombros. Ya
habría querido tener años atrás esa capacidad de convencimiento cuando
perseguía de fiesta en fiesta a la chica de mis sueños.
Incluso muchos de los promotores que se encuentran en prisión y que se
mencionan como activistas del Proyecto Varela, son en realidad miembros
de otras agrupaciones, pues una máxima entre los diferentes grupos
opositores consiste en apoyarse unos a otros en todos los proyectos,
salvo cuando se considere que este es lesivo a los objetivos de cada
agrupación en particular.
En Cuba señor, ¡nadie tiene amplias mayorías! No las tiene Castro pues
los simulacros de votaciones son sólo eso, ¡simulacros! Y no las tiene
la oposición, pues está imposibilitada de contrastar ese apoyo, de ahí
el valor que se da internacionalmente al puñado de firmas que se han
podido presentar por el movimiento de Payá y que es lo que lo
singulariza del resto de los movimientos internos; pues el Proyecto
Varela no es más que una idea que se ha ido reconstruyendo sobre la
marcha, por eso sus múltiples contradicciones y enfrentamientos con
diferentes agrupaciones opositoras, fundamentalmente del exilio.
Pero lo de Menoyo no es ni eso y le doy mi opinión personal; el señor
Menoyo no pasa de ser un agente, de otro o de su protagonismo, en
cualquier caso me da igual. Sus declaraciones sobre sus propios
compañeros dentro de Cuba al llegar a España, lo retratan de cuerpo y
alma. Claro está que a los socialistas españoles les encantaría que
este señor fuera el futuro mandatario de Cuba, primero porque es
español de origen, (con lo cual, no sé si usted lo sabe, jamás podrá
ser Presidente de la República -–no lo contempla ninguna Constitución
anterior ni la comunista vigente-- ni aguantaría medio día de campaña
electoral con un pueblo en libertad), segundo porque evidentemente es
un individuo manejable escondido tras una supuesta coraza de entereza.
En lo referente al tipo de tránsito, es evidente que tanto dentro de la
Isla, --oposición y pueblo-- como fuera de ella -–cubanos en el exilio--
quisiéramos que se produjera de manera pacífica, similar a como se
produjo en España, aunque sinceramente, le explico, el modelo español
para Cuba no sirve, más que en sus aspectos muy generales.
Primero porque en nada se parecen las estructuras sociales que
heredaron los promotores del tránsito español a las que hipotéticamente
heredarán los artífices del tránsito cubano, segundo porque muchos de
los problemas del tránsito español -–que a mi humilde criterio han
generado un cierre en falso de la democracia, pendiente del hilo de los
nacionalismos-- no estarán por suerte presentes en Cuba, aunque si
tendremos otros, incluso superiores en complejidad.
Los propios españoles se asombran de que el tránsito haya transcurrido
de forma pacífica y analizado el asunto con detenimiento está claro que
no existió un diseño preconcebido sino una aplicación empírica
adaptable a cada momento de la transición, algo que también tendremos
que hacer en Cuba si no queremos terminar enfrentados en una guerra
civil.
Ante todo habrá que evitar la intervención de fuerzas extranjeras,
porque esa sería una fuente permanente para el renacimiento de la hidra
comunista, esta vez asentada en sentimientos nacionalistas y en los
resentimientos inculcados durante casi cincuenta años de propaganda
ideológica con esos fines.
Sepa usted que los opositores más peligrosos al régimen están todos en
prisión o en el exilio y los que quedan en libertad, tienen que medir
su juego político con pies de plomo salvo que quieran terminar en las
mazmorras de la tiranía y fíjese que digo ¡tiranía!, y no dictadura. El
régimen cubano es una tiranía unipersonal, voluntarista y de matices
surrealistas.
Por eso la segunda parte de su artículo de opinión destila a todas
luces una posición partidista que tras el manto de una
supuesta “objetividad”, pretende reevaluar la figura del Tirano. Y digo
supuesta objetividad porque tras las numerosas citas a investigadores y
biógrafos esconde usted los aspectos más oscuros de la vida de Castro.
No voy a convertir este artículo en una revisión biográfica. Desde
1985, existen elementos biográficos contrastados en la obra que en
realidad fue la primera biografía consentida de Castro; La de Tad
Szulc. Fidel: un Retrato Crítico. Barcelona: Grijalbo Mondadori, S.A.,
1987.
Antes y después se ha escrito mucho y desgraciadamente se escribirá aún
después de su muerte, dándole gusto a uno de los megalómanos mas
connotados que haya conocido la historia. En 1998, recién llegado a
España, tuve la oportunidad de trabajar como documentalista para uno de
los bufetes de abogados que trabajaron en el pleito Castro vs.
Fernández, presentado ante una audiencia de Barcelona por Juana Castro –
hermana de Fidel Castro- contra la hija de éste, Alina Fernández y
contra la Editorial Plaza & Janés, por los contenidos del libro “Alina,
la Hija Rebelde de Fidel Castro”. Puedo asegurarle que la información
contrastada que sirvió de base al tribunal para emitir fallo favorable
a la hija de Castro y su editorial, poco tiene que ver con la visión
idílica y “progresista” que sobre este siniestro personaje de la
historia de Cuba usted ofrece.
Incluso, aún cuando toda la información que usted vuelca en su artículo
fuera absoluta y contrastadamente objetiva, no justifica el largo vía
crucis que se ha visto obligado a recorrer el pueblo cubano, salvo que
como es usual eche usted mano del antiamericanismo de salón.
No justificaría jamás por qué un pueblo receptor de emigración europea
se ha convertido por obra y gracia de un tirano en un pueblo en
diáspora. Por cierto utilizando las mismas fuentes que usted utiliza,
es decir la palabra de Castro, puede demostrarse –-sobre todo si a las
estadísticas nos remitimos-- que la visión de depauperación social
supuesta del pueblo cubano antes de 1959 y de la que usted se hace eco,
no sólo es falsa sino malintencionada. De ello pueden dar fé los miles
y miles de españoles, canarios incluidos, que por esa época efectuaban
remesas económicas desde la Isla a sus familiares, tal y como nos vemos
obligados a hacer los cubanos casi cincuenta años después.
De una vez y por todas, dejemos claro algunos puntos, primero, no nos
van a imponer la dirección del proceso de transición ¡no lo
permitiremos!.
Segundo el proceso se efectuará con los cubanos de dentro y con los de
fuera, incluidos por supuesto los de Miami, que a mucha honra han sido
y son la reserva moral de eso que una vez fue un pueblo altivo y
tercero, de la misma forma que reconocemos ¡y estimamos! los vínculos
familiares y la herencia hispana de nuestra cultura, reconocemos y
estimamos nuestros vínculos culturales, familiares e históricos con los
Estados Unidos de América, guste a quien le guste y pese a quien le
pese. Somos una cultura híbrida, una Etnia en el amplio sentido de la
palabra, ¡independiente!, Pero consciente de que nuestros valores
incluyen aquella parte de los valores americanos dignos de ser imitados
y eso no lo podrán cambiar todas las campañas de propaganda que se
orquesten. Aproximadamente uno de cada cinco cubanos reside en
territorio de la unión americana y allí no sólo han encontrado cobijo
sino un verdadero espacio bajo el sol.
Por algo es fundamentalmente desde tierra americana que fluyen las
remesas que sostienen al régimen; Cuba es una nación cautiva bajo un
sistema de rehenes e inmersa en un verdadero Apartheid. Si las naciones
que dicen querer lo mejor para Cuba no trabajaran con doble rasero
moral en sus relaciones internacionales, hace mucho habrían aplicado la
misma solución que en su momento se aprobó contra el régimen
sudafricano o evaluarían a Castro con el mismo rasero que le aplicaron
a Pinochet.
Amigo, no necesitamos lecciones de historia, mucho menos de la nuestra,
ésa la conocemos, a tal punto que además de contarla estamos tratando
de hacerla. Lo que ciertamente necesitamos es Solidaridad, ¡sobre todo
la desinteresada!.
Si en un futuro democrático nos viene en ganas darnos un gobierno de
derechas o de izquierdas o de cualquier otra lateralidad que se nos
ocurra encontrar, ése será nuestro problema.
Por cierto, ayer día 11 de julio terminamos la exposición en pleno
Paseo de Recoletos en Madrid, de los nombres de 10,000 víctimas
mortales del castrismo, donde se incluyen desde los que se enfrentaron
de forma armada al régimen, hasta los niños masacrados del
remolcador “13 de marzo”, de cuya muerte se cumplen mañana [hoy] 10
silenciosos años.
Martín Luther King llamó a este tipo de actitud “el escandaloso
silencio de las buenas personas”. Si de verdad quiere usted a Cuba,
sólo pedimos su firma a favor de la democratización transparente y la
libertad incondicional de los presos políticos.
De no ser así sólo nos quedaría repetir la frase que se hizo popular en
labios del cómico mexicano, ¡NO ME DEFIENDAS, COMPADRE!