Por Miguel Leal Cruz.
Recordando aquello que se
escribía para la prensa impresa en esta Provincia tinerfeña, octubre de 1994,
cuando decíamos que: “ en mi reciente visita a Cuba y consiguiente estancia en
la aún bella isla caribeña de ensueño, jardín permanente, que fue llamada Perla
del Caribe y recordada aún con mucha nostalgia por españoles peninsulares y
canarios”, tuvimos que hacer el rastreo de campo necesario para completar
aspectos de la investigación que, desde aquella época, llevo a cabo. Consultas bibliográficas, fuentes
hemerográficas o de viva voz, por imperativos de la tesis doctoral que llevamos
a cabo, hemos podido comprobar, una vez más, cuán fuertes e íntimas fueron las
relaciones entre estas islas Canarias y sus habitantes con aquella otra tan
querida como si una hermana más se tratara.
Profundos contactos
etnográficos, lingüísticos o culturales de aquella población de origen hispano
o africano y muy especialmente la procedente de nuestras islas Atlánticas como
así queda documentalmente demostrado por muchos historiadores canarios. El
investigador cubano Jesús Guanche Pérez en su libro “Significación de
los canarios en el poblamiento de Cuba”, editado por Taller de Historia
(CCPC) en el que ata a las poblaciones de ambos territorios para la
posterioridad y desde principios del proceso colonizador cubano por España.
Pero resulta curioso que el
pueblo llano de la isla antillana, muy culto a pesar de otros avatares
coyunturales al parecer ajenos a su voluntad, distingue a los canarios con el
cariñoso apelativo de “isleños” y a los españoles peninsulares con el de
“gallegos”, término que en principio nos confunde, ya que parece excesivo y
relevante el papel de los habitantes de la comunidad de Fraga Iribarne y
de los ancestros paternos de Fidel Castro, pudieran haber tenido en Cuba y que
por su laboriosidad sí lo tuvieron.
Sin embargo, con dicha
nominación de “gallegos” son considerados aquellos españoles más egoístas,
soberbios y abusadores, según nos explicaron, a más de hábiles seductores de
las mujeres de color y mulatas de la isla, cuya, reconozcamos, fructífera unión
sexual desde el mismo origen de la colonia es, a decir de los mismos cubanos
“lo único bueno y bien hecho que hicieron aquí” –un poco fuerte creemos-, si
bien contribuyeron a clarear a la población esclava de procedencia africana y a
crear la esbelta mulatona, esbelta y bella mujer de gran atractivo y de grandes
cualidades para el canto y la danza en un acertado híbrido entre folklore
africano e hispano.
Más, no obstante, y a decir de
Jesús Guanche, el guajiro canario llegado a las vegas para el laboreo del tabaco
o la caña desde muy antiguo, quintado o emigrante forzado por la penuria
existente en Canarias consecuencia del cruel e injusto sistema caciquil. Este
emigrante necesario fue el que aportó a través de su elevado número, carácter y
forma peculiar de su ser, la más grata huella y el recuerdo de su afabilidad,
buena conducta y cumplidor en el trabajo asignado y en la palabra dada, lejos
de la forma de proceder del llamado “confianzudo gallego”. Los canarios
aportaron destacadas figuras en todos los órdenes destacando el ideólogo,
escritor, poeta y periodista José Martí Pérez, libertador y padre de la
patria cubana, hijo de mujer isleña, Leonor Pérez Cabrera, nacida en la
Vega de San Mateo de Gran Canaria y con ascendientes próximos en Santa cruz de
Tenerife y La Palma, cuyo recuerdo da nombre a numerosas asociaciones de
carácter cultural en diversos pueblos de la isla antillana.
Fue José Martí, a decir de la
gran historiadora cubana Hortensia Pichardo, un hombre múltiple que
vivía comido por el ansia de hacer bien a los demás, de luchar por la
humanidad, sobre todo por Cuba y por su patria grande la América hispana.
Fue contemporáneo de otro
canario ilustre Nicolás Estébanez Murphi, militar, político, escritor,
diputado a Cortes, nacido en Las Palmas de Gran Canaria, soldado ejemplar en la
guerra de África donde fue laureado por caer herido en campaña. Pidió destino a
Cuba, prácticamente en guerra permanente contra la administración española, y
hallándose en el Café “El Loubre” de La Habana, 1871, conoció el reciente
fusilamiento de varios estudiantes jóvenes con cuyo acto, llevado a cabo por
los llamados “voluntarios de la causa española donde se hallaban numerosos
militares de carrera”, discrepó abiertamente en claro signo de insubordinación
rompiendo su sable de forma simbólica. Este hecho a decir de Hortensia Pichardo
le obligaría a formar parte de un consejo de guerra que se volvería contra él
mismo, por cuyo hecho decidió abandonar su carrera militar. Más tarde diputado
español y defensor del federalismo murió exiliado en Paris.
El bandolero generoso, que tan
bien retrata el cubanólogo Manuel de Paz Sánchez en Bandolerismo en
Cuba, Manuel García, “rey de los campos de Cuba” que da forma con grandes
honores para la cultura tradicional cubano-canaria con sus décimas y guajiras,
recordadas por nuestros abuelos como aparece en los versos que siguen recitados
por un vecino de La Orotava y que Manuel Fariña, otro americanista,
recoge en una publicación, y que dicen: “Le sucedió a Manuel/ por ser tan justo
y tan fuerte/ que hirió al contrario de muerte/ y lo apellidaron cruel...”
Este sentido de justicia y
libertad, de independencia personal tanto en el isleño como en el cubano, se
hallan presente en la idiosincrasia de ambos pueblos situados a ambos lados del
Atlántico pero con permanentes relaciones. Mentalidad agraria y alma común
unido a las costumbres domésticas de ambas sociedades, costumbrismo, forma de
hablar, entre otras afinidades comunes.
Producto de esta caracterizada
personalidad cubana es digno de resaltar lo que un historiador cubano, bastante
moreno, decía a este que escribe: “Primero nos avasallan los españoles durante
cuatrocientos años, más tarde los yanquis con intervenciones a capricho,
pistolerismo, corrupción y sexo, Enmienda Platt, Batista y sus perros
amaestrado (sic)... A cualquiera se le infla el alma. La Revolución de Castro
fue para nosotros la liberación total”. Sin comentarios.
Este artículo es contestado
días después por el cubano exiliado residente en Tenerife, Leonardo Albaine,
con el titulado “A don Miguel Leal Cruz” que textualmente dice: “He leído el
escrito de fecha 5 de octubre de 1994 en Diario de Avisos. Lo leí varias
veces, se ve que usted es un gran historiador de América, por los datos que
aporta. Lo que usted se acuerda del fusilamiento de los estudiantes cubanos en
el siglo pasado, pero no encuentro donde usted diga nada de los miles de
fusilados por el asesino Fidel Castro Ruz, entre ellos el líder
estudiantil Porfirio Ramírez, Eufemiano Fernández y los comandantes William
Morgan, Humberto Sori Marín, autor de la Ley de Reforma Agraria que, que Fidel
no aplicó etcétera.
Sobre las frases que, según
usted, pronunció un historiador cubano...”primero nos avasallaron los
españoles, más tarde los yanquis, de comportamiento peor con prostitución y
pistolerismo, Batista y sus perros amaestrados, la enmienda Platt”... Le voy a
contestar a ese demagogo ignorante, charlatán de historiador y a los que
afirman como él.
El pistolero y gángster número
uno es Fidel Castro, el traidor a la Revolución es Fidel Castro, el asesino
número uno es Fidel Castro y el culpable de la prostitución en Cuba, ahora por
comida, medicamentos, bragas, etcétera, es Fidel Castro, no los yanquis que
iban a Cuba.
La prostitución antes en Cuba
era por dinero, no como ahora por lo que le den a esa infeliz mujer cubana.
Primero deseo decirle, don
Miguel, que si usted quiere aquí en Tenerife hay personas que tienen datos
sobre la vida gansteril de Fidel Castro. El Capitán Araña se la puede facilitar
a usted, si usted quiere; también se le puede facilitar el escrito de doña
Patricia González Triana y de Federico Ruiz, que estuvieron en Cuba y le pueden
decir que la prostitución en Cuba, es denigrante.
Dice doña Patricia al final de
su escrito: “Y algunos machos ibéricos que van a fornicar con la necesidad
cubana”, con o sin comentario, don Miguel. ¿Usted en su visita a Cuba fue
solamente a Tropicana y a Varadero, o pudo ver otras cosas...?
Sobre la leyenda negra de que
Cuba, antes de Fidel, era el prostíbulo de América, a mí ningún historiador
cubano me puede hacer cuentos, ya que yo viví esa época de los cabarets y demás
lugares en Cuba. ¡A engañar a otro estúpido!
En Cuba antes de Fidel, iba
cualquiera a los lugares pagando dinero, dinero cubano, que aunque a los
envidiosos les duela el peso cubano valía un dólar, no como hace más de treinta
años, que no tiene valor en bolsa.
Sobre la enmienda Platt, hace
más de medio siglo que fue abolida; por favor, cambien el disco que está
rayado. Sobre Batista y sus perros, le diré que esos perros se quedaron
pequeños con el zoológico que tiene Fidel Castro, que son todas las especies de
animales sanguinarios, ya que se alimentan del mal olor que producen los
asesinatos, fusilamientos y personas que se tiran al mar y perecen al tratar de
escapar como puedan de la isla del infierno, antes Perla del Caribe que es
Cuba.
Quiero aclarar que yo no
simpatizaba con Batista, pero es un niño de teta comparado con Fidel Castro. Yo
pertenecí al mismo partido que Fidel Castro; el Partido del Pueblo Cubano, cuyo
líder, Eduardo Chivas, no quería admitir a Fidel porque ya conocía las
actividades del pistolero-gángster Fidel, si bien se colocó gracias a unos
políticos que influyeron.
A todos los que simpatizan con
Fidel Castro, váyanse todos al garaje y llévense sus coches llenos de cosas
para Cuba y se queden a vivir allá.
No sean tontos, si la
revolución de Castro, como dice Don Miguel en su escrito, fue la liberación
total, quédense en Cuba, demuestren de verdad lo que dicen y no sean “Barrigas
bien comunistoides” (sic) viviendo aquí en España.
Vivan en Cuba, no miren los
toros desde la barrera. Fíjense ustedes si la Revolución liberó a Cuba, que una
señora, aquí en Tenerife, un familiar que llevó allí medicinas la “liberaron”
en el aeropuerto de La Habana, o sea se las quitaron en la aduana.¡Bandoleros,
ladrones!.
No tengo doctorado, pero sí
dispuesto a debatir públicamente el tema de la Revolución cubana, traicionada
por Fidel Castro. Yo sí hago comentarios, doctor en Historia de América, Miguel
Leal Cruz”. Firmado Leonardo Albaine.
Aclaro, en aras de la realidad
académica que, evidentemente, aún no soy doctor, aunque si licenciado en Historia
y en Periodismo. No obstante espero serlo pronto cuando lea y exponga mi tesis
doctoral en la que pretendo ser objetivo al máximo, y con la aportación del más
preclaro punto de vista histórico así como con el máximo deseo que pueda ser de
la aprobación subjetiva del Sr. Albaine y todo aquel que desee consultar
su contenido una vez publicada, que es mi gran deseo.
MIGUEL LEAL CRUZ.
Días más tarde (28 de octubre
de 1994), Leonardo Albaine escribe una columna de opinión para el periódico La
Provincia de Las Palmas de Gran Canaria con el título “El libre mercado
campesino en Cuba”, donde vuelve a hacer alusión a mi persona y que dice: “El
día 14 de agosto de 1994 leí en el Faro de Vigo unas declaraciones del cónsul
de Cuba en Galicia el que dice que con la desaparición del bloque del Este se
produce de hecho un nuevo bloqueo con causas totalmente distintas y es que
todos estos países dejan de cumplir sus convenios con nosotros.
Esto hizo que nos quedáramos
con el níquel, los cítricos y otros productos... Señores, es por eso que el
tirano deja que ahora exista un cierto y `libre mercado campesino. Se sabía por
personas que han llegado a España desde Cuba que se estaban pudriendo muchos
productos en cuba y la causa resultó ser que no los podían exportar. ¡Degenerados!
Si estos productos se hubieran podido exportar de seguro el tirano no hubiera
permitido el citado libre mercado campesino.
El pueblo de Cuba hubiera
seguido sufriendo la escasez que desde más de 30 años hay en Cuba, como que
había que ir al médico para que le recetara la naranja y después ver donde la
conseguía. Y así con todos los productos. Si tiene dólares lo puede conseguir,
o sea que lo hay, pero lo tienen ocultos los gobernadores para hacer lo que les
convenga según circunstancias. Por eso el pueblo en La Habana, cuando comenzó a
tirar piedras contra las tiendas de turistas, donde hay hasta Coca Cola, les
dio la señal a los bandoleros-gángster, que gobiernan que gobiernan Cuba, que
podrían ocurrir cosas peores, ya que eran muchos los años de engaño, estafa,
humillación etcétera.
No soy doctorando en Historia
como don Miguel Leal Cruz, pero tengo datos de declaraciones que aportar de
Cuba. Don José Martí Pérez declaró que en el periódico La América de Nueva
York, en abril de 1884: `De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre de ser
siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, se iría a ser esclavo de
los funcionarios´.
En el sistema socialista dominaría la comunidad al hombre. En carta a Fermín Valdés Domínguez, mayor de 18884, Martí afirmó: `Dos peligros tiene la idea socialista, como tantos otros, el de las lecturas extranjeras confusas e incompletas, y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que, para ir levantándose en el mundo, empiezan a fingirse, para tener hombres en quien alzarse, frenéticos defensores de los desamparados. Ahí tiene los charlatanes que dicen que Martí fue socialista. LEONARDO ALBAINE, LA PROVINCIA DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA VIERNES, 28 DE OCTUBRE DE 1994