DEMOGRAFÍA PREOCUPANTE



Por
Miguel Leal Cruz*

Fuentes periodísticas de carácter oficial, estatales, nos informan desde hace algún tiempo que Canarias será la segunda comunidad autónoma, por detrás de Andalucía, que experimentará un mayor aumento de la población en 2005, año en el que vivirán en las Islas 1.835.629 personas, 285.313 más que en 1995 (que serán suficientes votos para ganar unas elecciones) según proyecciones demográficas del Instituto Nacional de Estadística. Sin embargo, estos días pretenden decir lo contrario en algunas de ellas.

Las consecuencias son ya sumamente perjudiciales, y lo serán más a medio plazo, para la mayoría de canarios y residentes afincados, toda vez que las infraestructuras, algunas limitadas como el territorio, habrán de ser compartidas con esta nueva población no canaria y de mayoría foránea.

Desde la Sanidad o Educación, hasta los servicios como recogida y eliminación de los residuos sólidos generados, los mayores del país por habitante, habrán de ser continuamente incrementados con grave perjuicio para la hacienda canaria autonómica o municipal. Las grandes empresas casi todas foráneas y con sus propios empleados, domiciliadas en la España continental, pagan sus impuestos, los más importantes, en el domicilio social, que no es Canarias y en la que sólo ingresan los municipales y poco más, ni siguiera algunos de los vehículos.

Se habrá de compartir la vivienda cuya oferta, incluso la social versus demanda, es cada vez menor, y como quiera que no se podrá circular por las calles que rodean nuestros domicilios y menos estacionar, cuya dificultad llega a ser preocupante incluso en un mes de vacaciones como es agosto; las nuevas generaciones cuando decidan comprar un piso, si sus escasos emolumentos retributivos, que también son los más bajos de España, se lo permiten, será necesario incluir una plaza de garaje, obligatoriamente, ya que es imposible estacionar su herramienta de trabajo, como queda dicho, en la propia calle o cercanías, lo que redunda en detrimento para que la vivienda carezca de hall (recibidor como se dice por aquí). En un debate televisivo, se dijo, hace más de dos años, que es necesaria la aportación de inmigrantes que complementen el déficit laboral de nuestra economía canaria en constante expansión, a pesar de la moratoria que se avecina, pero con ciertos requisitos y con un control exhaustivo que ahora no se lleva, y que el Sr. Soria, alcalde de Las Palmas de Gran Canaria con el voto de peninsulares y nostálgicos del franquismo, se niega a acatar. ¡Buen porvenir nos espera si llega a ser presidente de esta nacionalidad canaria con sus postulados disparatados!

Pero la citada agencia de informativa, sin embargo, aclara que cinco comunidades de España pierden población respecto a 1995, entre las que destaca el País Vasco, que a pesar de disponer de una de las mejores y más saneadas economías de España que le permite disfrutar de un alto nivel de vida, tendrá, no obstante, un descenso de 24.415 habitantes para el 2005, que ya es milagroso. Y "el mago canario" se pregunta: O esos vascos son muy listos y no necesitan mano de obra extra para sus flamantes industrias o el canario sigue con el aplatanamiento tradicional, hasta que su temperamento, bastante estudiado, explote el día menos pensado para caer en el lamento, "el llanto y el crujir de dientes" bíblico. Habrá que tomar nota desde ahora de la manifestación por Vilaflor, por ejemplo.

Pero es más, los vascos mantienen una economía saneada, la industrial fundamentalmente, en alza constante. Nosotros, por el contrario, sólo disponemos del turismo, en clara decadencia, y algunas pequeñas industrias entre ellas, por ejemplo, la que produce "piedras del Teide" o "cazadillas herreñas" y no es broma, ya que hemos abandonado la pesquera y tabaquera tradicional, por citar algunas. ¿A quién le interesa que esta coyuntura inestable permanezca?

No será a su partido, Sr. Soria, por eso haga una encuesta seria antes de efectuar declaraciones que ofenden la inteligencia de cualquier canario o foráneo asentado, y se quedará Vd. espantado.

*Miguel Leal Cruz, licenciado en Historia y Periodismo