VENEZUELA CON CHÁVEZ: ¿SEGUIRÁ A CUBA?
Los
acontecimientos que tienen lugar ahora en Venezuela por enfrentamiento
aparentemente ideológico, si bien en el fondo subyacen aspectos económicos que
afectan a determinadas clases sociales, nos hacen intuir que se abre un camino
revolucionario, en principio con carácter democrático y constitucional que
conducirá a un cambio radical de ciertas estructuras básicas en aquella
república hermana, si un electoral posterior no lo impide.
No
pretendemos hacer un paralelismo aquellos otros que tuvieron lugar en Cuba en
el transcurso de una auténtica revolución no constitucional, radical,
sangrienta y sin la anuencia de muchos cubanos que terminaron por abandonar el
país y no aceptarla en gran mayoría. Pero, no obstante, permanece en vigor con
sus logros teóricos y defectos ideológicos hasta estos momentos.
Efectivamente,
con el triunfo político-revolucionario a partir de enero de 1959, en Cuba se
gesta un periodo de profundos cambios con respecto a la administración anterior
regentado por Batista. A este respecto el propio Fidel Castro diría: "Sabemos que se iniciaba una etapa
enteramente nueva en la historia de la patria, que el camino será largo y duro,
pero que unidos estrechamente al pueblo, marcharíamos adelante. Llegaba el
momento de cumplir las promesas del Moncada.
La
decisión para llevar a la práctica dicho programa, según fuentes consultados en
la bibliografía cubana, comenzó a ser una realidad desde la misma toma del
poder, adoptándose medidas que garantizaran el bienestar y justicia social para
la mayoría de cubanos que hasta aquel momento habían sido marginados por los
poderes coloniales precedentes.
Una
de las primeras medidas llevadas a cabo por el nuevo régimen revolucionario
fue, entre otras, la liberación de todos los detenidos políticos y el juicio
sumario a los principales responsables de criminales asesinatos, malversaciones
y otros delitos graves cometidos anteriormente, especialmente durante el
periodo último de gobiernos batistiano, sospechándose que la cantidad de
cubanos fallecidos en circunstancias poco claras ascendía a más de veinte mil.
Así
mismo fue abolida la burocracia sindical especialmente los llamados
"mujalistas" o sindicalismo oficial, constituyéndose en su lugar
directivas provisionales que organizaban la elección de nuevos dirigentes
sindicales revolucionarios, que se mantienen hasta hoy.
Por
otra parte fue fundamental para el proceso revolucionaria iniciado, proceder al
desmantelamiento del viejo aparato estatal de tipo burgués y latifundista, que
se llevó urgentemente a cabo mediante las siguientes medidas:
-Disolución de los partidos políticos
cómplices de los gobiernos de Batista.
-Eliminación de los órganos de poder
estatal, nacionales y locales, instalándose en su lugar autoridades o
funcionarios revolucionarios bajo la dirección de un consejo de Ministros, con
plenas facultades ejecutivas y legislativas. De esta forma surgía el primer
Gobierno Provisional Revolucionario.
-Liquidar y desarmar el viejo ejército y
policial estatal, instrumentos que habían actuado bajo designios del mandato
yanqui y de la oligarquía nacional cubana, quedando en su lugar el triunfante
nuevo Ejército Rebelde, el cual garantizaría la soberanía nacional y las
conquistas revolucionarios.
-Comienzo de la depuración del aparato
judicial y eliminación de los Tribunales de Urgencia, instaurados para reprimir
actividades políticas y revolucionarias. En su lugar se crearon Tribunales
Populares que juzgaban a los elementos comprometidos criminalmente con el
régimen anterior, que pasarían a llamarse "criminales de guerra".
-Saneamiento de la administración
pública, sustituyendo a los individuos que habían sido cómplices de la
administración anterior.
-Confiscación de los bienes malversados
entre aquellos que se enriquecieron a costa de los presupuestos públicos o por
negocios poco transparentes, bajo la indiferencia de los gobiernos existentes
en el momento de cometer las malversaciones.
Paralelamente con la toma de estas
medidas urgentes se procedía a la creación del nuevo Estado Revolucionario, que
respondía a los intereses de las masas populares. Este nuevo status surgía de
los distintos sectores que habían participado en la lucha y dirigido por la
vanguardia revolucionario a cuyo frente se encontraba su máximo líder: Fidel
Castro.
De esta forma surgió una dictadura
democrático-revolucionaria con el soporte de las masas populares. Por primera
vez en la historia de Cuba se constituía un gobierno que no respondía a los
intereses de la oligarquía nacional ni la interesada intervención de los
Estados Unidos, especialmente económica.
En
el nuevo gobierno fueron aceptados en un principio algunos elementos de la
pequeña burguesía cubana, que a medida que tenían lugar las profundas transformaciones,
especialmente socio económicas, mostraron su falta de voluntad e incapacidad
para proceder de acuerdo con lo previsto por la Revolución triunfante, lo que
dio motivo a su desplazamiento del gobierno provisional.
Consecuencia
de los acontecimientos y otras circunstancias añadidas, el 24 de febrero de
1959, Fidel Castro ocuparía el cargo de Primer Ministro del Gobierno
Revolucionario con el respaldo de Ejército Rebelde y con el visto bueno de la
práctica totalidad de los cubanos, en aquellos momentos. Posteriormente asumió
la presidencia de la República el Dr. Oswaldo Dorticós, ante la renuncia, bajo
presión popular, del ex magistrado de Oriente Manuel Urrutia Lleo y primer
presidente que venía desempeñando el Gobierno provisional revolucionario.
Con
todas estas medidas se fortalecía el aparato estatal revolucionario. En el
camino emprendido, según el investigador cubano de origen canario-español
oriundo de Tenerife, Ramiro García Medina, " iban quedando los elementos conservadores y vacilantes. Este proceso
se logró bajo el indiscutible liderazgo de Fidel Castro, sobre la base de unir
a todas las fuerzas populares y revolucionarias. Las vanguardias
revolucionarias tuvieron que librar, desde los primeros momentos, una fuerte
lucha frente a los elementos que trataron de frenar el proceso revolucionario y
de oponerse a la aplicación de las transformaciones radicales. El programa del
Moncada se convirtió en una guía estratégica y táctica en el proceso vertiginoso
de los cambios socioeconómicos del país.
Después de los primeros meses en el
poder, el Gobierno Revolucionario proclamó distintas medidas económicas y
sociales, que tenían como objetivo el rescate de la soberanía nacional, la
eliminación del subdesarrollo y el establecimiento de la igualdad social. Estas
medidas fueron aclamadas por el pueblo como principal beneficiario, que apoyó,
desde el principio y en todo momento, su aplicación...."
En
efecto en el mismo año 1959, el Gobierno Revolucionario tomó las siguientes
medidas para su cumplimiento:
-Fueron
reintegrados a los puestos de trabajo que ocupaban anteriormente, todos los
obreros despedidos por los mandatarios laborales de Batista.
-El
3 de marzo de dispuso la intervención en la llamada Compañía Cubana de
Teléfonos, cuando realmente era un monopolio bajo la dirección y control de una
compañía norteamericana, que expoliaba a gran mayoría de cubanos.
-El
6 de marzo se dictó la Ley que rebajaba al 50 % el precio de los alquileres que
pagaban los más desarraigados, medida que despertó gran entusiasmo en la
población urbana y suscitó verdadera conmoción en los medios burgueses,
principales perjudicados de la citada normativa.
-El
17 de mayo se dictó la primera Ley de Reforma Agraria, que asestó un duro golpe
a los propietarios latifundistas, herencia de antiguas prebendas, que sirvió de
base para la posterior socialización de los sectores agropecuarios.
-El
20 de agosto se procedió a una notable bajada de las tarifas eléctricas, una
vez que su control pasó al depender de las decisiones del Gobierno Revolucionario.
Al
mismo tiempo se dio inicio a un amplio plan de obras públicas y viviendas a
través del Instituto Nacional de Ahorro y Vivienda (INAV) creado al efecto; a
la construcción del hospitales en lugares apartados; a la atención a la
educación en las áreas rurales donde siempre estuvo precariamente atendida; a
la supresión inmediata del juego ilícito, tráfico de drogas, contrabando y la
prostitución, lacras que asolaban y desprestigiaban a La Habana y principales
ciudades del país.
Se
creó el Ministerio de Bienestar Social con el objetivo de erradicar la
mendicidad y la indigencia en los barrios marginados de siempre, males
heredados del las formas de gobierno en los regímenes anteriores neo coloniales,
constituyendo por tanto un objetivo máximo del proceso revolucionario: lograr
la igualdad social como finalidad primordial.
Ramiro
García nos apunta que "...Para Cuba,
un país eminentemente agrícola y subdesarrollado, la transformación agraria
constituía un importante paso para la revolución democrática-popular que se
inició el 1 de enero de 1959. En el desarrollo revolucionario, este proceso, se
había iniciado durante la Guerra de Liberación al dictarse en la Sierra Maestra
la Ley núm. 3 que establecía el reparto, en las zonas ocupadas por el Ejército Rebelde,
de las tierras del Estado, las de los servidores de la dictadura batistiana y
la de los geófagos..."
La
obra emprendida en la distribución del terreno agrario útil, constituía un
objetivo de la Revolución para liberar a los campesinos de una situación
heredada de explotación sistemática a que estaban sometidos desde siempre, a la
vez que eliminar el latifundio y paliar el subdesarrollo rural y campesino
crónico. De ahí el pleno éxito de la Revolución en estos importantes momentos
de transformaciones sociales radicales. A apenas cuatro meses del triunfo, el
Gobierno Revolucionario dictó la primera Ley de Reforma Agraria, cuya
elaboración se llevó a cabo en los locales ocupados por el mando del ya
nominado Ejército Rebelde en La Plata, Sierra Maestra. El espíritu de esta revolucionaria
y social Ley, proponía:
-Se
eliminarán los latifundios nativos y extranjeros, al limitar la propiedad de la
tierra a un máximo de 30 caballerías que equivalen a unas 402 hectáreas.
-Se
entregará la propiedad de la tierra a los campesinos que la trabajarán y se
liquidaron las rentas que se veían obligados a pagar, liberando a los
campesinos de todo tipo de explotación y amenaza de desalojo.
-Se
liberaba a los obreros agrícolas de los míseros salarios, de las largas jornadas
laborales, y de la constante amenaza del desempleo y del llamado "tiempo
muerto", o periodo inactivo entre las zafras.
Para
aplicación exhaustiva de dicho proyecto de Ley, de profundas transformaciones
agrarias, se creó el Instituto Nacional de la Reforma Agrario (INRA).
No
obstante, en este momento, la Ley, dejaba intocable las propiedades de un
considerable sector burgués en la explotación agropecuaria, pero se estudiarían
acciones sucesivas para radicalizar el objetivo a seguir, consecuencia del
programa revolucionario.
Estas
transformaciones agropecuarias constituyeron un importante paso para el
nacimiento de un fuerte sector estatal con derivaciones económicas importantes,
al convertir las llamadas "granjas del pueblo" en grandes extensiones
que alcanzaban miles de caballerías expropiadas que pasaran a su control y
explotación, base del proceso de “cooperativización” al modo soviético.
Pero
sobre todo la Reforma Agraria tuvo gran importancia para el acercamiento y
alianza entre los obreros y campesinos, que constituía uno de los principios de
la Revolución desde los comienzos de la lucha.
La
promulgación de esta Ley Reforma Agraria, constituyó, además, una independencia
del caciquismo agrario imperante el Cuba, libraba al obrero agrícola de la
explotación directa de los terratenientes y capitalistas, nativos y yanquis,
que los tenían sumidos en las peores condiciones de vida. Esta situación cesó
cuando la Ley puso las tierras en manos de los campesinos al pasar las grandes
plantaciones y sus infraestructuras a manos del estado cubano.
Esta
alianza entre obreros y campesinos reforzó ampliamente el proceso
revolucionario emprendido, ya que constituyeron la base de la administración en
que se basaría la Revolución, apoyando y practicando nuevas medidas revolucionarias
al tiempo que eran fieles defensores del proceso y emprendieron la construcción
de la nueva sociedad que propugnaban los dirigentes revolucionarios.
La
historiografía cubana consultada, nos aporta hechos acaecidos que corroboran
estos iniciales éxitos del Movimiento, cuando leemos que "...En la
celebración del 26 de Julio de 1959, en la concentración masiva en La Habana,
estuvieron presentes, además de los trabajadores de las ciudades, cientos de
miles de campesinos procedentes de todos los rincones del país. Allí
manifestaron unidos su ardiente apoyo al gobierno y reafirmaron la decisión del
pueblo cubano para avanzar hacia delante por el camino revolucionario
emprendido".
La
Reforma Agraria condujo a un cambio verdaderamente revolucionario en el régimen
tradicional de la propiedad de la tierra en Cuba, significó la medida más
importante y radical de esta etapa democrática popular y de filosofía
totalmente antiamericana y burguesa. Contribuyó al fortalecimiento de la
alianza de obreros y campesinos, como hemos apuntado y fue un golpe demoledor
para terratenientes, monopolios y burguesía comercial e industrial
cubano-norteamericana, desde siempre vinculadas en torno a la posesión de
amplias extensiones de tierras.
El
cumplimiento de las medidas revolucionarios fue paralelo a la reacción hostil
de los antiguos propietarios, que desde el comienzo trató de ahogar cualquier
tipo de reformas promocionadas por el movimiento revolucionario incipiente que
les afectaran a sus intereses. Procedieron a la pronta campaña difamatoria en
el seno de la más poderosa burguesía cubana y en el seno del pueblo
norteamericano y de otros partes del mundo capitalista, achacando de comunista
el proceso emprendido. Pero la mayoría de la prensa mundial seguía con
expectación e interés los cambios económicos emprendidos, defendidos a ultranza
por algunos de los medios progresistas en muchas naciones del planeta, no
coincidente con la prensa mediática cubana y yanqui que preparaban el terreno
para posteriormente iniciar ataques más directos dirigidos a derrocar el poder
revolucionario que trataba de consolidarse.
Los
Estados Unidos, desde el primer momento, brindaban protección y asilo a decenas
de cubanos comprometidos de alguna forma corrupta con el régimen de Batista
para provecho propio. Militares, que son acusados de delitos de sangre, huían
de la justicia revolucionaria que prontamente impartía los nuevos dirigentes
sobre " asesinos y torturadores cuyos crímenes les fueron probados".
De ahí que la táctica de la prensa estadounidense iba dirigida a denunciar al
mundo un hipotético "baño de sangre" en los primeros meses de 1959,
al tiempo que alentaba y dirigía una contrarrevolución interna desatando una
abierta campaña tachando de comunistas a los revolucionarios y a las reformas
emprendidas.
Ramiro
García nos dice que la prensa no afecta al nuevo status "....propagaba rumores que tergiversaban la
propia esencia del comunismo, denunciando que vulneración de la patria
potestad, disolución de la familia, supresión de la propiedad, la convivencia
comunal, prohibición de la libertad religiosa etc., para crear una situación de
histeria colectiva y, de esta forma, propiciar la reacción de los enemigos
interiores de la Revolución, así como el éxodo masivo del país de profesionales
necesarios en aquellos cruciales momentos: médicos, ingenieros, profesores etc.
La campaña contrarrevolucionaria fue
extendida a los países de América Latina y Caribe con el objeto de crear alarma
en estos pueblos, acusando al gobierno cubano de exportar la Revolución. Las
medidas adoptadas por el gobierno revolucionario constituyeron el pretexto para
que desde los Estados Unidos se aumentara la presión diplomática contra Cuba,
exigiendo la revocación de las primeras leyes promulgadas..."
Algunas
notas aparecidas en los periódicos en aquellos días dan una idea de lo
apuntado, cuando atacan la Ley de Reforma Agraria, "...esta reforma es una vergüenza del primer ministro Fidel
Castro, aparecida en el Times de 1 de junio de 1959, o que dicha reforma ha
atemorizado a los mejores amigos de Cuba..." (New York Times, 30 de
junio del mismo año).
Los
propietarios de ingenios azucareros cubanos y norteamericanos, entre otras
grandes empresas, redactaron también un memorando al Departamento de Estado
Norteamericano, sugiriendo que..."
se dé mayor autoridad a los Estados Unidos para cambiar cuotas de importación
de azúcar en cualquier momento, no como método de represalia, sino como medida
de defensa..." New York Times, 29 mayo.
El gobierno revolucionario rechazaba con
dignidad tales pretensiones alegando la defensa del campesinado mayoritario. En
tal situación comenzaron las primeras agresiones directas contra la Revolución
Cubana, considerándose por la historiografía cubana, que desde aquel momento se iniciaban los
primeros pasos para que por parte de los Estados Unidos se organizara la
operación militar cobre Cuba...
Los
fondos bancarios cubanos depositados en bancos norteamericanos fueron
embargados, declarándose, sobre Cuba, la reducción del suministro de petróleo
desde su territorio, de equipos industriales y otros efectos comerciales de
suma importancia para la misma subsistencia de la economía cubana, incluyendo
los comestibles. Varios aviones sobrevolaron el territorio cubano
contraviniendo normas internaciones y el 21 de octubre de 1959, La Habana, fue
bombardeada por pilotos contrarrevolucionarios financiados y asesorados por la
CIA, que arrojó un saldo de dos muertos y 45 heridos.
En
ese mismo mes, el Gobierno Revolucionario, hubo de sofocar a la desesperada un
intento de peligrosa involución en una parte del ejército destinado en la
Guarnición de Camagüey, encabezada por el comandante Humberto Matos. La
intervención directa de Fidel Castro y Camilo Cienfuegos, este último arropado
por una inmensa muchedumbre que le acompañaba hasta la entrada del
acuartelamiento amotinado, que se entregó fácilmente, siendo juzgados sus
promotores. El comandante Cienfuegos, entonces jefe del ejército, una vez
solventada la situación de Camagüey, al regresar en avioneta a La Habana, se extravió
en el cielo de Trinidad, pereciendo trágicamente en accidente aéreo, según
todos los indicios, el 28 de octubre de 1959, ignorándose otras circunstancias.
Desde
los inicios de 1960 las agresiones económicas de elementos residentes en los
Estados Unidos se hicieron más frecuentes. A ello hemos de unir la deliberada
suspensión de importación y refino del petróleo procedente de la Unión
Soviética consecuencia de los acuerdos comerciales suscritos con el Gobierno
Revolucionario cubano. Posteriormente, en aplicación de la política emprendida
que dura hasta hoy, el gobierno norteamericano redujo a 700.000 toneladas
métricas la cuota de azúcar cubano para el mercado, suspendiéndola totalmente
la compra de este vital producto para la economía cubana, al tiempo que
congelaban los fondos que en divisas se hallaban en bancos norteamericanos.
El
continuo sabotaje económico iba acompañado de agresiones de todo tipo, como la
ocurrida el 4 de marzo, al ser explosionado el vapor francés "Le
Coubre", que al parecer transportaba armas adquiridas por el Gobierno
cubano a Bélgica, achacándose el acto a elementos cubanos en el exilio motivado
por la colocación de artefactos explosivos en el lugar de carga o en el mismo
puerto de La Habana, donde ocurrió el siniestro.
Sin
embargo, hechos como estos lejos de afectar al éxito inicial del Movimiento
Revolucionario, producían el efecto contrario y eran cada vez mayor el número
de cubano adeptos al proceso revolucionario emprendido.
Fidel
Castro, diría más tarde: "... En
nuestro país las ideas libraron las batallas al lado de los acontecimientos. El
pueblo en realidad adquirió conciencia socialista con el desarrollo de la
Revolución y la violenta lucha de clases desatada, tanto en el plano nacional
como en el internacional...Esta lucha desarrolló extraordinariamente la
conciencia de las masas. Les hizo ver, en el transcurso de unos meses, lo que
en decenas de años de explotación despiadada y de dominio burgués imperialista,
sólo una minoría había alcanzado a comprender..."
Como
nos aclara Ramiro García: "... es
decir, el propio proceso revolucionario y su intensidad, fue haciendo que las
masas populares, fuerza motriz de la Revolución, ganaran conciencia de la
necesidad de transformaciones sociales. El pueblo tuvo que superar las antiguas
concepciones y los prejuicios formados por largos años de influencia burguesa,
y comprender las nuevas ideas acorde con los principios revolucionarios. Por
ello, desde los primeros momentos, se combatió el anticomunismo. Se alertó al
pueblo cubano sobre aquella campaña imperialista temerosa de perder sus
privilegios, que encerraba una clara actividad contrario a las intereses de las
masas, y se le hizo comprender el desinteresado apoyo de los entonces
existentes países socialistas a la lucha de los pueblos por su liberación.
Poco a poco se fue fortaleciendo la
confianza del pueblo en su poderío, hasta llegar a comprender el carácter
clasista de la lucha y fortalecer la conciencia anti norteamericana y burguesa,
que se había ido desarrollando durante la neo colonia.."
El
desarrollo ideológico que iba alcanzando el pueblo cubano, se consolidaba ante
cada acción contrarrevolucionaria externa o interna. El apoyo material y moral
del clero reaccionario católico a las agresiones económicas, políticas, ideológicas
o militares, tanto procedentes de sectores cubanos en la Isla o fuera de ella,
fue otro acicate más para consolidar la aceptación revolucionaria en la casi
totalidad del pueblo cubano en aquellos momentos.
Paralelamente
la burguesía cubana obstaculizaba, igualmente, la aplicación de las medidas
revolucionarias, cuya conducta anti popular hizo comprender a las masas cubanas
sus verdaderas intenciones, que no eran otras que las de perpetuar su status.
Un
ejemplo de esta situación nos la aporta R. García, citado, en un evento típico,
cuando en junio de 1959, los latifundistas ganaderos de Camagüey intentaron
crear una situación difícil al Gobierno Revolucionario, "...al negarse a comprar a los campesinos los añojos para la ceba.
El gobierno revolucionario les respondió con la compra de los añojos a los
campesinos, y con la intervención de las fincas ganaderas mayores de 100
caballerías que aún existían ya que las mayores habían sido objeto de
nacionalización por la Ley Agraria, cuya medida apoyada de inmediato por los
pequeños propietarios de la región. Frente a actos contrarrevolucionarios, el
nuevo Gobierno cubano respondía con prontitud y firmeza..."
El
mayoritario apoyo de las masas populares al proceso revolucionario, en cada
decisión gubernamental, fue decisivo y demostraba que las ideas más
revolucionarias iban ganando conciencia. El antiamericanismo resaltaba en cada
enfrentamiento, ante cada acción contrarrevolucionaria, como portadores de
todos los males pasados. En aquellas fechas una expresión popular se hizo
famosa: ¡Cuba sí, yanquis no!
Vivencias
recogidas en Cuba nos corroboran algunos aspectos de la presente investigación.
Felipe Dones González, natural del Valle de La Orotava, Tenerife, de 86 años,
nos aporta de viva voz: "... Al
triunfo de la Revolución mucha gente pudiente se asustó por las nuevas leyes
que implantó Fidel y su gobierno. ¿En qué nos podían perjudicar aquellas leyes?
Nosotros siempre fuimos arrendadores de tierra, aparceros y trabajadores a
jornal, por tanto, nos sentimos beneficiados por aquellas primeras leyes
revolucionarias. Yo, por ejemplo, tenía un pequeño pedazo de tierra de 287
cordeles el cual me dieron en propiedad; luego, con los años, me integré en
otro grupo de campesinos y formamos una Cooperativa cañera a la cual ayudaba el
Gobierno Revolucionario con créditos bancarios, semillas de calidad y otras
medidas ..."
La
necesidad de la defensa frente a las agresiones y ataques de los no afectos al
proceso, condujo a la creación de comités militares en las fábricas, trapiches
y otros centros laborales bajo dirección revolucionaria. Igualmente se
controlaban las universidades, institutos y otros centros docentes, tarea fácil
por que la mayoría de los estudiantes se habían manifestado, desde siempre, a
disposición de los procesos progresistas que se iniciaron en Cuba.
El
26 de octubre de 1959, tuvo lugar una enorme concentración, en la que Fidel
Castro anunció la constitución de las llamadas Milicias Nacionales
Revolucionarias, con el objetivo de organizar al pueblo para la defensa de los
logros conseguidos a partir de enero del mismo año, así como la neutralización
de cualquier intriga que menoscabara los principios revolucionarios. Estos
batallones de milicias ocuparán un lugar preferente en la defensa general del
país, junto al Ejército Popular y Policía Nacional Revolucionaria.
Otro
acto de asentamiento revolucionario tuvo lugar el 2 de septiembre de 1960 en la
Plaza de la Revolución José Martí, en La Habana, a los efectos de contrarrestar
los efectos de los acuerdos tomados en la reunión de la Organización de Estados
Americanos (OEA), a instigación de Norteamérica, y que tuvo lugar en San José
de Costa Rica. Esta convocatoria de la Organización panamericana, bajo la
tutela de mandatarios yanquis, con el visto bueno de casi todos los gobiernos
latinoamericanos, a excepción de Méjico, acusó al pueblo cubano de atentado a
las libertades fundamentales de todo estado de derecho, y del
"delito" de haber hecho una revolución libertadora con la ayuda de la
entonces Unión Soviética. La delegación cubana a dicha conferencia estuvo presidida
por Raúl Roa que rechazó enérgicamente el ominoso documento que la OEA acordó.
Al
mismo tiempo en la capital cubana tendría lugar una nueva asamblea popular y
democrática, dentro de la estructura suprior de la Asamblea General Nacional,
de la que se redactó un documento que se nominó Primera Declaración de La
Habana en el que se condenaba, ante todos los pueblos de América y del mundo,
la explotación del hombre por el hombre; los males económicos, políticos y
sociales que afectan a los pueblos de Latinoamérica, preferentemente, causados
por la dominación de los poderosos intereses económicos de los Estados Unidos. Se
aprobó también que constituye un deber de estos pueblos luchar por sus
reivindicaciones económicas, políticas y sociales, así como por la liberación
de la opresión explotadora.
Según
fuentes de prensa consultadas: "Cuba
proclamó ante América y el mundo, el derecho de los campesinos a la tierra; del
obrero al fruto de su trabajo; de los niños a la educación; de los enfermos a
la asistencia médica y hospitalaria, de los jóvenes al trabajo, de los
estudiantes a la enseñanza libre, experimental y científica; de los negros e
indios a la dignidad plena del hombre; de la mujer a la igualdad civil, social
y política; del anciano a una vejez segura; de los intelectuales, artistas,
científicos a luchar, con sus obras, por el mundo mejor; de los estados a la
nacionalización de los monopolios imperialistas; de los países al comercio
libre con todos los pueblos del mundo; de las naciones a gozar de plena
soberanía...."
La
nominada Primera Declaración de La Habana fue un hecho sin precedentes para la
historia de Cuba y de América, pues denunciaba claramente la injerencia de
intereses norteamericanos en todos los rincones de la América Latina, al tiempo
que proclamaba el derecho de los pueblos del Continente a su plena liberación
política y económica. Demostraba que existía estrecha vinculación entre el
pueblo cubano y el Gobierno Revolucionario, así como la voluntad mayoritaria
del pueblo cubano en mantener las aspiraciones revolucionarias emprendidas.
El
28 de septiembre del mismo año, otra enorme concentración de cubanos que tuvo
lugar frente al que fuera Palacio Presidencial, daba el espaldarazo a otra nueva
organización surgida del seno del proceso revolucionario, con la misión de
vigilancia y control de todos aquellos sospechosos de no afección a la causa:
Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), que, organizados en las manzanas
o cuadrículas de las principales ciudades, ejecutaban y supervisaban las
actividades de interés social y revolucionario.
En
dicha masiva concentración, el pueblo cubano se había dado cita para recibir a
Fidel Castro a su reciente regreso de la sede de Organización de las Naciones
Unidas (ONU), donde había llevada a cabo una firme denuncia contra la
ingerencia norteamericana en el mundo. En medio de este masivo acto
explosionaron unas bombas con objeto de agravio al acto, que lejos de cumplir
este fin acentuó aun más la aclamación unánime a Fidel y el apoyo definitivo a
las reformas emprendidas. En consecuencia el líder cubano planteó el
establecimiento de sistemas de vigilancia, surgiendo de esta forma los orígenes
de los CDR, para prevención de actos como el que apuntamos.
También
de gran importancia para el desarrollo del proceso emprendido, fue el apoyo
solidario recibido, desde los primeros días de triunfo, por las organizaciones
del proletariado internacional, especialmente los de la comunidad socialista
bajo la directriz de la Unión Soviética. El 11 de enero de 1959, la URSS
reconoció al Gobierno Revolucionario Cubano, y en febrero visitó Cuba una
delegación soviética presidida por A.I Mikoyan, Vicepresidente del Consejo de
Ministros de la URSS, presidido por Nikita Kruschev. Como resultado de esta
visita que consolidaba unas relaciones favorables entre ambos países
emprendidas anteriormente, fueron firmados varios tratados entre los que
destacaba un convenio sobre concesión de un crédito de la banca soviética a
Cuba por valor de un equivalente a cien millones de dólares. Posteriormente, el
8 de mayo de 1960 se restablecieron formalmente las relaciones soviético-
cubanas, rotas por Batista y su política de alineamiento pronorteamericano
durante la "guerra fría", y "...
a pesar de las constantes agresiones del imperialismo, Cuba no se vio sola. El
pueblo cubano tuvo el apoyo internacional. Se estableció un convenio comercial
con la URSS, por medio del cual esta nación compraba un millón de toneladas de
azúcar anuales y los 700.000 que habían dejado de comprar los Estados Unidos.
Además asumía el compromiso de suministrar todo el petróleo que Cuba
necesitase, así como el envió de otras mercancías necesarias que la economía
cubana demandase.
Igualmente, en noviembre de 1960, se firmó
un convenio de colaboración científico-técnico y cultural. Otros países del área
socialista prestaron un amplio apoyo de solidaridad con la Revolución
Cubana..."
Con
el amplio apoyo de los propios cubanos, con la ayuda de los países socialistas
y solidaridad internacional de sincero apoyo, el Gobierno Revolucionario
continuó realizando las necesarias transformaciones económicas, políticas y
sociales, que garantizaban el reforzamiento de la denominada dictadura del
proletariado.
Las
agresiones del gobierno norteamericano en connivencia con cubanos exiliados,
contribuyeron a acelerar el proceso iniciado, lejos de las pretensiones de los
llamados "enemigos de la Revolución". Las medidas adoptadas por Fidel
Castro, a veces parecían responder a los intentos de involución que pretendían
los cubanos no afectos y los norteamericanos con intereses en Cuba.
Como
nos dice Ramiro García: "....La
Revolución emprendida, menos de aminorar el ritmo de medidas progresistas
previstas las aceleraba. En la noche del 6 de agosto de 1960, en plena
hostigación y agresión del imperialismo yanqui, quedó ratificada la decisión de
radicalizar la Revolución y seguir cumpliendo el programa del Moncada. Ese día
Fidel Castro, ante una inmensa multitud congregada en el antiguo estadio
deportivo El Cerro para clausurar el Congreso Latinoamericano de Juventudes que
tenía lugar en La Habana, anunció al mundo la nacionalización de todas las
empresas norteamericanas. En aquel discurso el máximo líder revolucionario
explicó que Cuba no defendía a los explotadores de América sino a los
explotados: los campesinos sin tierra, los indios, los negros..."
Efectivamente
fue trascendental la ley promulgada entonces, pues marcó un hito decisivo en la
consolidación del proceso revolucionario emprendido, al rescatar de manos de
los detentadores extranjeros en Cuba, gran parte de la riqueza nacional. Entre
las empresas nacionalizadas figuraban las Compañías de Electricidad y
Teléfonos, las propiedades de las refinerías y estaciones de Texaco, Esso, Standard
Oil, Sinclair y, además, 36 industrias azucareras de propiedad norteamericana.
Posteriormente,
en octubre de ese mismo año, se procedió a la expropiación de numerosas
fábricas, así como los ferrocarriles y empresas industriales y se nacionalizó
la banca de todo el país. Se aplicó la nueva Ley de Reforma Urbana que
eliminaba la propiedad de los dueños de inmuebles y viviendas que eran
entregadas a los inquilinos mediante determinadas condiciones favorables.
La
radical nacionalización liquidaba, casi totalmente, la propiedad privada en
Cuba y las bases económicas de la nueva sociedad entraban en una nueva etapa de
propiedades socialista dentro de los bienes de producción, que aseguraban su
administración a manos del Estado.
Estas
drásticas medidas determinaron que la lucha de clases, lejos de aminorar, se
incrementara desde posiciones burguesas, toda vez que la parte más acomodada se
enfrentó al nuevo status económico, en tanto que la masa fundamental de la
pequeña burguesía, más cercana a intereses de la mayoría de cubanos, se adhirió
a la Revolución confundiendo sus ideales con los de la clase obrera y
campesina.
Estos
sectores populares constituyeron la base fundamental del éxito que obtuvo el
proceso revolucionario cubano, admirado y aclamado por casi todo el mundo. La
unidad bajo la vanguardia de la dirección revolucionaria, integrada por las
fuerzas del 26J, el Directorio Revolucionario 13M y el Partido Socialista
Popular, no sin algunas dificultades en la interpretación de determinadas
medidas a tomar, junto con el apoyo unánime de los campesinos y obreros,
quedaba instaurada una nueva dictadura del proletariado.
El
15 de octubre de 1960, el primer Ministro del Gobierno Revolucionario, Fidel
Castro, declaraba: "...El programa
previsto se ha cumplido, y no sólo se cumplió el programa, sino que se adicionó
el programa, se perfeccionó en todo lo que era posible perfeccionarlo, se
ajustó a las realidades de nuestro país, y nosotros podemos tener la
satisfacción de que nos podemos presentar ante el pueblo con una promesa
enteramente cumplida..."
Las
nacionalizaciones de las propiedades capitalistas nacionales y extranjeras
llevadas a cabo a partir de agosto de 1960, propiciaron la transformación de la
ya llamada "revolución democrático- popular, iniciada con dicho fin en
enero de 1959, que con mayores o menores aciertos se mantiene hasta hoy día. La
prensa del momento expresa que: "...en
el transcurso e esa compleja etapa, con la adopción de diferentes medidas, se
fueron eliminando los males heredados del capitalismo que, por más de medio
siglo, habían reinado en Cuba y que, con claridad, habían sido señalados en el
discurso base de Fidel "La Historia me Absolverá", como eran el
problema de la tierra, la industrialización del país, la vivienda o el
desempleo, entre otros males crónicos..."
Un
tratamiento especial para la gran mayoría del pueblo cubano era el problema de
la salud, sector en el que la nueva política invirtió grandes recursos para
extender todos los servicios hospitalarios hasta los rincones más apartados del
país, con atención médica gratuita, rebaja del precio de los medicamentos y
otras muchas medidas. Se incrementó la matrícula en la carrera de medicina, que
aseguraba la graduación de los médicos para las necesidades de Cuba y de paso
compensaba el déficit de los médicos que habían abandonado el país en los
primeros momentos de incertidumbre contrarrevolucionaria y gubernamental.
El
sector de la educación no fue menos importante para el gobierno revolucionario
puesto que en un solo curso escolar, el de 1959 -60, se fundaron tantas
escuelas rurales como las creadas en los 50 años precedentes de gobiernos
burgueses y pro-norteamericanos.
Según
datos que hemos podido contrastar la matrícula escolar aumentó de 717 000
alumnos, aproximadamente, en el curso 1958-59 a más de un millón en el curso
siguiente. En septiembre de 1959 se había promulgado una ley que reglamentaba
la creación de 10.000 nuevas aulas y en 1960 se habilitaron para centros
escolares un total de 69 acuartelamientos de uso militar.
Complemento
de esta política educativa emprendida fue la erradicación de otro mal crónico y
heredado de los regímenes precedentes: el alto porcentaje de analfabetismo. La
Campaña Nacional de Alfabetización fue emprendida por la Revolución cubana
durante el año 1961, llamado por ello Año de la Educación, constituyendo un
hecho tan relevante que asombró a los países del mundo en especial a los de Latinoamérica.
Un solo año fue necesario emplear para alfabetizar a los próximo 700.000
analfabetos de los casi un millón existentes en Cuba hasta el momento. Quedando
reducido, por último, a sólo un 3% de total existente que llegó a ser del 23 %
o más.
Para
llevar a cabo tal ingente tarea se movilizaron a más de 100.000 jóvenes
estudiantes que se integraban en brigadas, así como otros voluntarios que
auxiliaban a los maestros y profesores encargados del asesoramiento didáctico y
pedagógico necesario para tal ardua empresa.
Fue
importante el entusiasmo de los mismos afectados que pusieron la máxima
voluntad en superar aquel compromiso personal que la revolución les brindaba,
sumada la inmensa voluntad de los miles de jóvenes estudiantes asesores que se
desplazaban hasta los rincones más alejados del país para enseñar "al que
nada sabía", que vivían en plena oscuridad intelectual, social y política,
y que tomada conciencia de sus realidades sociales se sumaron lealmente al
movimiento revolucionario.
Al
respecto Catalina Pérez Guillén, natural de Fuencaliente, Canarias, de 85 años,
nos dice: "...A nosotros, la Ley de
Reforma Agraria, nos dio en propiedad la tierra que teníamos arrendada cerca de
la zona de La Vallita del Municipio de Florida, donde mi esposo - también
isleño de Arona de Tenerife - se dedicaba a la siembra y cría de algún ganado
para la familia.
Cuando la Campaña de Alfabetización, en
nuestra casa de la finca, se dieron clases a muchos obreros agrícolas y gentes
de los alrededores. Yo que sabía, recibí seminarios especiales para servir de
profesora. Aquello fue una tarea preciosa e inolvidable...".
José
Domingo Cabezas Plasencia, natural de Hermigua, La Gomera, Canarias, de más de
cien años, hoy, al respecto manifestó a la pregunta si la alfabetización era
voluntaria o forzosa: "...Habría
todo tipo de casos, pero en el mío que para aquella fecha tenía 64 años, me
negué a alfabetizarme por que nadie me obligó. En realidad siempre "por
mente" sacaba las cuentas y nadie me engañó. Lo que me hace falta es
dinero, que yo, me encargo de contarlo. Siempre, igual que ahora, tuve que
poner las huellas digitales para firmar..."
Fueron
otras muchas las medidas acordadas, encaminadas a asegurar el cumplimiento de
los objetivos de desarrollo para una nueva sociedad que paulatinamente se
formaba en Cuba. Se decretó la suspensión del juego, se erradicó el tráfico de
drogas, contrabando y prostitución. Se llevó a cabo una política eficaz de
saneamiento de los barrios bajos y de la mendicidad crónica en las grandes
ciudades de la Isla. Al tiempo que se celebraban congresos para aunar la
actuación conjunta de obreros y campesinos, paralelamente a la lucha contra
cualquier foco contrarrevolucionario.
Igualmente
Ramiro García, que nos dice como durante
el año 1960, se había consolidado la Asociación de Jóvenes Rebeldes, integrada
por la juventud cubana, así como la Federación de Mujeres Cubanas cuya misión
era organizar las masas femeninas de la población en ideales de común hacer
revolucionario, como defensa de las conquistas ya conseguidas. A fines de 1960
se habían, igualmente, creado por iniciativa de Fidel castro, las primeras Escuelas
de Instrucción Revolucionaria, donde se preparaban y formaban, en el más amplio
espíritu revolucionario, los militantes del 26J, del DR 13M y del PSP, en cuyo
programa era fundamental el estudio y profundización del socialismo científico.
Es
evidente que todas estas medidas tomadas desde el mismo momento del triunfo revolucionario
cubano, conducían a asegurar el avance del proceso de construcción socialista,
cuyo rumbo se pone de manifiesto en los acuerdos tomados en plena sierra y más
concretamente en los acuerdos llamados del Moncada y ejecutados a partir de l
de enero de 1959.
Las
transformaciones se fueron llevando a cabo bajo una misma dirección
revolucionaria, no sin algún desencuentro en torno a los objetivos por parte de
las tres principales fuerzas que la componían. El propio pueblo cubano fue
protagonista de los cambios que se iban llevando a cabo, y "un buen día descubrió o confirmó que eso que
aplaudía, y que al pueblo favorecía, y que era la gran conquista histórica del
pueblo, esa revolución que tales cambios realizaba era una Revolución
Socialista..."
El
carácter socialista de la revolución emprendida, y ocultada como tal en los
primeros momentos del triunfo, se consolidó plena y oficialmente, el 16 de
abril de 1961 con ocasión del duelo de despedida por los fallecidos en uno de
los bombardeos realizados por aviones militares al servicio de la CIA
norteamericana, sobre los aeropuertos del antiguo Campamento Militar de
Columbia, llamado Ciudad Libertad, y los de Santiago de Cuba y San Antonio de
los Baños, causando además, fuertes pérdidas en la infraestructura
aeroportuaria revolucionaria, pero no en aparatos. En dicho acto el máximo
líder cubano, ante la prensa, preguntó: "Obreros
y campesinos, hombres y mujeres humildes de la Patria, ¿Juran defender hasta la
última gota de sangre esta Revolución de los humildes, por los humildes y para
los humildes?", contestado afirmativamente con aclamación, Fidel
continuó y dijo: " ¡Viva la clase
obrera, vivan los campesinos, vivan los mártires de la Patria! ¡ Vivan
eternamente los héroes de la Patria, viva la Revolución Socialista, viva Cuba
Libre".
A
raíz de aquella declaración y la imposibilidad de derrocar un régimen que iba
consolidándose cada año, con el objetivo de ahogar aquella clara victoria revolucionaria
del pueblo cubano, se intensifican las agresiones patrocinadas por la CIA y por
cubanos contrarrevolucionarios con el visto bueno del Gobierno de los Estados
Unidos. La opresión sobre el régimen castrista abarcaba desde las medidas
económicas tomadas desde antes, apoyo armado y financiero a los anti castristas,
hasta las agresiones armadas directamente sobre suelo cubano causando víctimas
y graves daños.
Los
norteamericanos, para ahogar a aquel régimen peligroso en un momento álgido de
la guerra fría, habían tomado varias medidas a partir de 1960 sobre todo:
suspensión de la cuota acordada de azúcar para el mercado norteamericano; más
tarde prohibiendo la exportación de piezas de repuesto para la flota automovilística
e industrial de Cuba, incluso desde otros países del mundo; suspensión de la
venta de petróleo y derivados, perjudicando notablemente a la economía cubana e
igualmente todo producto específico o de primera necesidad para el pueblo
cubano, pretendiendo, de esta forma, crear el descontento público pretendiendo
derrocar al régimen instaurado.
A
mediados de 1961, a la vista de los pocos resultados obtenidos con anteriores
medidas, en parte paliadas con el suministro soviético con cuyo gobierno Cuba
había pactado, se había dispuesto el embargo total de mercancías, incluyendo
alimentos y medicinas. Este embargo que debemos considerar que llega hasta hoy
en día, alcanzando a terceros países de influencia norteamericana, dio lugar a
una mayor relación económico-comercial con la Unión Soviética, con momentos de
claro peligro de desestabilización internacional. Como nos participa el
investigador cubano de origen canario, Ramiro García Medina: "....El imperialismo norteamericano
había hecho todo lo posible por llevar a Cuba la crisis económica total; sin
embargo, la Revolución se mantenía firme y el pueblo cubano indoblegable. En
estas circunstancias, a los contrarrevolucionarios del interior y los afincados
en Miami y Nueva York sólo les quedaba el recurso a la agresión armada para
tratar de aplastar la Revolución Cubana que les perjudica económicamente y
sobre todo el ejemplo que daba al mundo sub desarrollada como esperanza de
lucha contra el imperialismo. Desde finales de 1960, el gobierno yanqui, venía
preparando la agresión militar a Cuba empleando a elementos contrarios de
origen cubano. Bajo la administración del Presidente Eisenhower que fue un fiel
defensor de la dictadura de Batista, los planes concebidos por la CIA para
invadir el país fueron tomando forma, pero se perfeccionaron y se pusieron en
práctica durante la presidencia de Kennedy, en 1961. Cuba, y su gobierno, por
su parte había denunciado reiteradamente ante la ONU las argucias del Gobierno
USA, para apoyar y fomentar el llamado "ejército de liberación"
compuesto por cuatro o cinco mil mercenarios. Sin embargo, estas denuncias
lejos de hacer efecto caían en el olvido y la indiferencia, al mismo tiempo que
en Miami el reclutamiento se llevaba con todo descaro, para, a continuación
efectuar el entrenamiento militar en el campamento preparado al efecto en
Guatemala y otros lugares. La operación, que en aquel momento se llamaba Pluto,
consistía en desembarcar los mercenarios en la Bahía de Cochinos, en la Ciénaga
de Zapata al sur de la provincia de Matanzas donde ocupada una cabeza de playa
se constituiría un gobierno provisional con la colaboración de cubanos
"descontentos", y solicitar, acto seguido, la intervención de la OEA,
que en aquellos momentos, equivaldría a solicitarlo a la CIA sostén fundamental
de la organización bajo el visto bueno de Kennedy..."
Paralelamente
en Cuba tendrían lugar una intensa campaña de sabotajes y atentados terroristas
propiciados por elementos internos desafectos, que desesperadamente preparaban
el terreno propicio para la proyectada invasión, los que a pesar de la efectiva
desarticulación de muchos de los comandos contrarrevolucionarios por servicios
de contraespionaje propiciados por gente de toda confianza de Fidel Castro y
sus colaboradores inmediatos, actuaron desconcertadamente. Fueron fusilados muchos
de los integrantes de sabotajes en el interior de Cuba. Sin embargo el régimen
fidelista sorteará muchos obstáculos más, que con serios problemas de todo
tipo, especialmente el empecinado embargo norteamericano, a "trancas y
barrancas" ha logrado subsistir hasta hoy.