GLOBALIZACIÓN Y NACIONALISMO
Por Miguel Leal Cruz
En otro de los debates abiertos que sobre Historia aparecen en la amplia red informática, resulta llamativo el aparecido en la web revista@historia-actual.com , en las que su autor, David Molina Rabadán, con nueva filosofía relaciona la globalización, como hito histórico, en estos momentos especialmente socioeconómico, con las de aquel súper sabio y físico revolucionario, Albert Einstein , quien interpretó en sus conocidos estudios comparativos entre espacio y tiempo cierta relación por la que uno actúa en función al otro y viceversa determinando así un aspecto teórico cuántico muy difícil de entender, sobre todo cuando el tiempo se difumina.
Aún reconociendo, desde un ángulo totalmente metafísico, que él mismo ya pregonaba la globalización total, pero entendida como ente universal e infinito a través de su acuñada teoría del "tiempo versus espacio", no queda otra alternativa que bajar a la realidad global-terráquea, que es nuestro pequeño mundo no infinito, y definir el concepto "globalización", que da título a este debate, de forma más cercana y próxima a como la entendemos en estas Islas Canarias, territorio español en el Atlántico africano.
Por supuesto globalización y nacionalismo, sendas aserciones del encabezamiento, constituyen dos conceptos que los políticos del Partido Popular español , en especial Aznar, previo al evento electoral del pasado marzo del presente año, han enfrentado con objeto de aunar posiciones totalitarias entre ambas apreciaciones muy a la moda en estos momentos: la misma globalización que afecta al mundo contemporáneo, y el nacionalismo español cerrado y decimonónico.
Pero, al respecto, existen otros posicionamientos, no sólo los del PSOE , que posiblemente se consolidarán a medio plazo con alcance mundial y, especialmente, en la Europa comunitaria, aspecto que así parece pues algunos acontecimientos históricos lo van confirmando.
A fines del pasado siglo XX surge una nueva filosofía económica, que ahora ha venido en llamarse globalización, con una finalidad determinante cual era integrar las economías de la mayor parte de los países del planeta en pro de la defensa hegemónica para los grandes conglomerados financieros frente a otros Estados, los más débiles, y contra la mayoría de los ciudadanos, casi todos. El profesor americanista, filólogo y político español Juan Manuel García Ramos en alguno de los artículos dominicales que publica Canarias 7 y Diario de Avisos de Tenerife, es más contundente cuando la ha definido como " el reinado planetario del dinero”, premisa para un silogismo ya por sí definitorio.
Los antecedentes habría que encontrarlos, según personal punto de vista, en el mismo régimen feudal de los siglos XI-XIV, y más tarde en los entramados financieros interdependientes, nunca con alcance totalmente mundial, surgidos tras la Revolución Industrial del siglo XVIII y XIX, que se mantienen hasta la revolución marxista iniciada en Rusia en 1917 para decaer parcialmente y renacer con la caída del Muro de Berlín que dio fin al entramado comunista.
Hoy, a pesar de que casi todos los gobiernos de los países más fuertes y los medios de comunicación, no todos precisamente, presentan dicha filosofía económica con un horizonte de pletórico bienestar, esta nueva fase del capitalismo está profundizando las conocidas desigualdades sociales en el mundo, y creemos que supondrá un retroceso general que, además, excluye a una inmensa mayoría de la humanidad. De ahí las victorias electorales que, en contra de estas medidas, han tenido lugar últimamente en Venezuela, Brasil, Ecuador, Argentina, Bolivia…, algunas con sello revolucionario.
Las medidas políticas que se pretenden implican la privatización de los servicios públicos, sanidad, educación e incluso el sistema de pensiones. Contrariamente se impondrá la reducción de salarios por el poderío de los empresarios, reducción de derechos sociales..., para agrandar el abismo que separa a los ricos de los pobres, puesto que hoy el 20% de la población con mayores ingresos acapara más del 80 % de los recursos mundiales, frente al porcentaje de pobres que dispone de sólo el 04 % de dichos recursos. Inaudito.
Tal vez sea ésta una de las razones por las que durante la última década proliferan los sentimientos nacionalistas sobre todo en la vieja Europa, que reciben un significado apoyo de la población como se ha comprobado en la Padania italiana, Córcega, Slovaquia o en la región de los Balcanes e incluso en las pasadas elecciones autonómicas y generales vascas (aquí en Canarias resulta llamativo el grado de desarrollo ilógico de los votantes). Surge un entorno social y político que da pleno apoyo a este nacionalismo, a veces excluyente, que, en aras de la reconstrucción de una cultura o identidad en vías de extinción, reaccionan para la búsqueda de la idiosincrasia propia cada vez más adulterada por intromisiones foráneas.
Se visiona, en no largo plazo, una Europa de las regiones (o nacionalidades) que permita un acercamiento económico y político global, compaginando aquellas otras medidas de cohesión estructural, con el respeto a las singularidades culturales de cada enclave territorial con geopolítica o historia propia en el contexto general.
Polarizando desde lo universal a lo local, Canarias como espacio de origen colonial con su especificidad singular es uno de ellos, si bien se oyen rumores de que un auténtico nacionalismo como defensa del entorno propio a nivel general, en lo que se refiere a identidad, tendrá lugar cuando el nativo canario tenga conciencia de dicho acerto al que se sumarán los no canarios, concepto en ciernes que ya hemos definido como "neo criollismo", pero sí residentes que sufrirán la problemática “globalizadora” (inmigración, falta de infraestructuras elementales básicas, inseguridad...) como si fueran unos canarios más. Esto parece que será inminente, pues ya están notando la problemática que “in crescendo” se hace peligrosa para ellos mismos.
Esto es obvio que ocurra en territorios de superficie limitada y con elevada carga económica y poblacional. Pero la mayoría de habitantes de este Archipiélago que "hizo las Américas desde el Norte hasta el Sur", no desea perder los privilegios de pertenecer al primer mundo para arrostrar situaciones aventureras que no sabe exactamente a donde conducen. Ésta es la cuestión a pesar de todo: el ser o no ser.